Yo
prefiero el dibujo libre de una idea, que buscar la profundidad del significado
en ella misma, pero de unos meses para acá, mis caricaturas han tomado un matiz
psicoanalítico, del cual no he podido salir, y creo que es mas probable que no
quiera salir, me parece un forma muy honesta de retratar al humano, o al sujeto
y mezclarlo con sus monstruosidades, esas cosas que no podemos controlar pero
están ahí intactas, esperando el momento de atacar y recordarnos una vez mas
que no somos tan transparentes como el vidrio, que no logramos entenderlo todo
por mas libros que leamos, que no lo vivimos todo por mas experiencias que
tengamos, y que por mas que busquemos decirlo, la palabra queda siempre chica
para significar aquello que queremos decir con tanta premura.
Lo que
quiero decir, es que mis caricaturas, creo que han comenzado a demandar una
explicación ante un tema que no es común,
el deseo de la madre….. hmmm…. Como explicar algo tan profundo, como
puede ser el deseo de la madre ante el hijo, solo un genio como Lacan pudo
ilustrarlo de la siguiente forma, el deseo de la madre como un cocodrilo, para
ser mas precisos la mandíbula del cocodrilo, y dentro de esa mandíbula se
encuentra el niño. Como dice Lacan “no se sabe que mosca puede llegar a picarle
de repente va y cierra la boca“.
Mucho
tiempo después aun oigo el coro en mi cabeza: “has sido tu….. te crees que no
te he visto…… has sido tu chica cocodrilo,…. Has sido tu la que me dio el
mordisco, has sido tu…… chica cocodrilo”.
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