Vivir en Venezuela no es fácil, una cultura dividida , un poder demente que nos abraza a todos, y nos da calurosos golpes en la espalda, de esos que obligan a doblarte de dolor y te hacen pensar: me quiere? o me quiere aplastar?, un discurso muy inteligente que nos ha tenido dando vueltas durante muchos años. Y es que en realidad cuando pienso en la situación del país se me vienen en mente dos contextos, el primero, mas cruel y triste es un cuento de Thomas Mann, en donde un hombre profundamente amargado adopta a un perro, para muy pronto darse cuenta que el perro podía perdonar sus abusos, el descargaba su ira sobre el perro para después curarlo y el perro siempre le movía la cola. El segundo mas satírico, es Mafalda, sentada en una acera en San Telmo dándose cuenta que de la costumbre el hombre es un animal........ Si uno la idea no me queda de otra que admitir que los Venezolanos, de la costumbre nos hemos convertido en el animal que aun mueve la cola. Esta idea no me alegra, y de verdad no se si el humor sea la manera adecuada de plantear la situación, pero por los momentos, irónicamente me parece la mas sana, ya que, para ser sinceros, en realidad es la cola la que menea al perro y no al revés.
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